Al entrar en territorio español por el camino que une Almeida con Salamanca, el viajero se sorprende por el cambio que percibe en la indumentaria y en el lenguaje de las gentes que se encuentra; pero lo que más llama la atención a favor de los españoles, y lo que diferencia a éstos de sus vecinos, es la limpieza de sus casas que, por lo general, ofrecen un aspecto de holgura e independencia apenas superado por lo que se puede observar en las mejores casas de campo de Inglaterra. El traje de los hombres es teatral y pintoresco, y está diseñado para destacar las gracias del cuerpo. Se compone de un chaleco pardo abierto a la altura del estómago, adornado con botones de plata primorosamente trabajados, un cinturón o faja alrededor del cuerpo, calzón de paño bajando solo hasta medio muslo, medias, también de tela, que cubren la pierna, y coturnos atados a los pies y a los tobillos mediante tiras de cuero. Un gran abrigo envuelve todo el cuerpo o se lleva echado al hombro y colocado con toda la intención para agraciar las distintas poses del cuerpo.
Esta moda no pertenece únicamente a este distrito de la frontera, sino que es común en todos los alrededores de Salamanca y también en casi todo el Reino de León.