Vista de Salamanca

William Bradford

Las cúpulas y los campanarios de esta ciudad antaño tan famosa, los divisa el viajero cuando, llegando por la carretera de Ciudad Rodrigo, alcanza la cima de una colina situada a una legua aproximadamente del Tormes, río cuya ribera norte delimita las calles y baña las murallas de Salamanca. Un bonito puente de piedra construido sobre veinticinco arcos cruza el río; es una obra de los romanos, una mitad de la cual todavía conserva todo su carácter y su belleza primitivos, mientras que los arcos de medio punto de la otra mitad delatan una arquitectura más moderna.

Salamanca tiene unas ocho mil casas y está adornada por numerosos soberbios edificios públicos y privados, lo que la sitúa en la categoría de las ciudades de primera clase de Europa. Entre la multitud de elementos que merecen la mayor atención por parte del viajero están la Catedral, el Colegio de los Jesuitas y la Plaza Mayor; pero las Escuelas, la iglesia de Santo Domingo, los colegios mayores, el Palacio del Obispo y los numerosos conventos no le van a la zaga. Todos estos edificios están recargados de esculturas, ya que la piedra de Salamanca se presta a este tipo de adornos. Las calles, sin embargo, son oscuras y estrechas, y la mayoría de las mansiones privadas están prácticamente deshabitadas.

La Universidad fue fundada a principios del siglo XIII por Alfonso IX y debió la consideración de la que gozaba a los cuidados paternales que le procuró Alfonso el Sabio. Desde hace tiempo, varios motivos han contribuido a su decadencia y en la actualidad no conserva mucho más que el recuerdo de su antigua fama.

No se cuentan hoy más de cien o doscientos estudiantes, e incluso antes de los disturbios que están agitando España había apenas trescientos.