Auguste Marmont, mariscal del Imperio y duque de Ragusa, recibió el mando del Ejército de Portugal -el ejército imperial cuyo objetivo era la conquista del país luso- en mayo de 1811. No disfrutó mucho de su nuevo destino, ya que su primera y única batalla contra Wellington, la de Los Arapiles, se saldó con una dolorosa derrota y unas graves heridas en un brazo aunque no llegó a quedarse manco, como se suele creer popularmente en Salamanca.

En marzo de 1814 Marmont tenía como misión la defensa de París pero retiró sus tropas y permitió la entrada de los enemigos austriacos, prusianos y rusos, lo que supuso la puntilla para Napoleón, que tuvo que abdicar incondicionalmente el día 6 de abril.