Gabriel de Mendizábal mostró desde el comienzo de la guerra altas capacidades como oficial de infantería. Cubrió la retirada española tras la derrota de Medina de Rioseco y ordenó a sus tropas formar en cuadro para protegerse de las cargas de la caballería francesa en la batalla de Alba de Tormes, acción esta última por la que recibió el título de conde de Cuadro de Alba de Tormes.

Tras la muerte del marqués de la Romana recibió el mando del Ejército de la Izquierda. Fue derrotado en la batalla de Gévora, mientras trataba de obstaculizar las operaciones de sitio de los franceses en Badajoz. Mendizábal fue destituido del mando, pero para demostrar su valía solicitó a las Cortes servir como soldado raso, combatiendo como tal en la batalla de La Albuera. Terminó consiguiendo que le restituyeran los honores y además le nombraron comandante del recién creado 7º Ejército, con el que tendría destacadas actuaciones en el norte de España junto con sus famosos subalternos y guerrilleros: Espoz y Mina, Longa, Porlier y Jáuregui.